El Toro de Barro

El Toro de Barro

lunes, 22 de julio de 2013

"Ora pro nobis", de Daniela Birt


Daniela Birt
Ora pro nobis





Yo que soy toda boca, toda espuma,
toda palidez; que no soy de cemento
o de arroz o de palo, no represento arquitectura,
no nutro, no embellezco. Me rehúso a implorar,
a arrodillarme, a perseguir, recitar y doblarme
ante ti, Padre.
Dios a mi imagen y semejanza, eres dios de espuma,
de espina, de tiniebla y bruma. Dios de irradiante
orquídea nocturna y espectral, tibia y liviana
pasión tumescente.
Dios inexistente, dios imaginario,
dios silencioso e irreflexivo; sí, tú, dios egoísta
y mezquino, gastado, parco, ávido, hueco.
Tú, dios, que vives y reptas
entre la miseria opiácea de todos los cantos
que me obligaron a ofrecerte.
Dios padre de humo que hunde, profana y repudia
lo que no comprende en su ínfima sabiduría doliente.
Dios padre inaudito por ausente, por reticente, por indómito;
coloso que empuja y grita vulgaridades.
Dios padre amorfo e irreal, vacío de follaje íntegro
rodeado de querubines asexuados que sollozan,
como tantos sauces maricones de Nueva York,
te santificamos los nombres con los que nos expulsas.
Dios padre enigmático, esquivo y furibundo, yo no te ruego
desde mi arrabal, desde mi muladar, yo no te ruego
porque, dios, yo no tengo padre. Tú no eres mi padre,
aunque me empales, cercenes y descuartices con
tus sórdidas acusaciones.
Tú no eres mi padre inexistente.
Tú no eres mi dios incesante.
Tú no eres mi culpa.
[Semper mea culpa.]




De su libro
No se llama…
 Ciudad de México, 2011




 Grandes Obras de 
El Toro de Barro
Shamer Khair, en Carlos Morales COEXISTENCIA, Antología de la poesía israelí -árabe y hebrea- contemporánea.
2ª Edición. 
PVP 10 euros 
edicioneseltorodebarro@yahoo.es

En todo lugar
hay un precipicio para los valientes
y una sombra para los exhaustos
y un manantial volcando su frialdad.
En todo amanecer
hay rocío para los temblorosos
y luz para los amantes
y frías piedras y salvajes pastos.
En todo anochecer
hay sosiego para los tempestuosos
y liviandad para los solitarios
y una roca para los que yacen al final del camino.


Otros poemas de





"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci


 

 












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